EL PORTE NAPOLEONICO: Villa 44-44 -- Los cargadores de hombres -- Una partida de bautismo -- Una balada para

la guerra de los mil días -- Peregrinación para una estatua -- Allan Kardec -- Lectura amena -- Antioquia

industrial -- FRAILES Y ROSARIOS: El caracumbé -- El trapecista y el globo -- Código de sanciones -- Métodos

modernos -- Los cayados golpean el piso -- Los callados se gradúan -- Una rosa para Rousseau -- La normal --

ASHVERUS: las muchachas bonitas y el suicidio -- Bogotá, 1917 -- Madame Taconcitos -- Barranquilla, 1918 --

MEDELLIN, 1920: El Espectador -- La prensa Washington -- La tertulia -- Gotas de tinta -- Abril -- Mayo --

Junio -- Julio -- Agosto -- Septiembre -- Octubre -- La Asociación de Cronistas -- Noviembre -- Diciembre --

La Bastilla -- Juego de máscaras -- Los álbumes de autógrafos -- El plano para el vagabundo -- Los puentes --

City Planning -- Guía de Medellín -- Ramón Sila -- ASHVERUS: Viaje al sur -- Pereira -- Un traje de equitación

-- BOGOTA: Un observatorio -- Un segundo arzobispo -- De Greiff, Rendón, Tejada y yo -- La república -- Los

niños precoces -- Los nuevos -- La esquina del café Windsor -- No he visto el mar -- La tenebrosa botellería

-- La generación de la serpentina -- El chambergo -- La orquesta es un extraño surtidor -- Hotel Napoleón --

El matrimonio -- La pequeña biblioteca -- El sol -- La socialización del liberalismo -- La lección de los

guajiros -- Silvestre Savinski -- Propagadores de la luz No. 53 -- La masonería -- Julia Ruiz -- Libertad,

igualdad y fraternidad -- Los artesanos -- Saludo de año nuevo -- La revolución de la chicha -- Benjamín

Herrera -- Congreso socialista -- La huelga de la lista -- La Convención Liberal -- La danza -- Libro de

crónicas -- Un puerto para el morir -- EL SIBARITA EXTRAVIADO: Retrato hablado de Tejada -- EL REQUIEM DEL

POETA: Balada ahsverica del ministril, trovero y juglar -- En la muerte de Luis Tejada -- Noche serena -- Luis

Tejada -- De los arrabales -- Carta para Luis Tejada -- A Luis Tejada, elegía humorística -- En el velador de

un vaso de agua.

Luis Tejada era muy joven, un poco frágil, despeinado, curioso y parecía salir a la calle a capturar

imágenes que después, una a una, iban apareciendo en sus crónicas, escritas en un estilo de simplicidad y

firmeza que recordaba la línea de los dibujos de Rendón, en abierta contradicción con los principios retóricos

de la época.